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viernes, 5 de julio de 2013

[Nota especial] El día que Paolo Guerrero se rebeló contra su entrenador



Foto de archivo: Paolo Guerrero en el año 2000




Paolo Guerrero es conocido por sus goles pero también por su carácter temperamental. No es extraño verlo en el campo quejándose con el árbitro por una mala decisión o haciendo muecas, en señal de frustración consigo mismo por su desempeño en el campo. Esta característica, que muchos vemos en la selección, ya se empezaba a notar cuando el nueve de la blanquirroja militaba en las divisiones menores de Alianza Lima.  En este post, recordaremos un episodio en especial en el que un joven Guerrero dio muestras de su temperamento dentro del campo.



Era el año 1998. Paolo Guerrero, con 14 años de edad, disputaba un encuentro para su club, Alianza Lima. Su equipo se imponía 1-0 en la cancha, pero el delantero no se sentía a gusto. La suerte goleadora que siempre lo había acompañado parecía haberlo abandonado de repente. Los goles no llegaban y poco a poco, la frustración empezaba a apoderarse del joven jugador. Desde las gradas, Julio García, entrenador de menores en el club blanquizaul, pero de una categoría diferente a la de Guerrero, observaba al joven aliancista arremeter contra el árbitro una y otra vez. Las protestas no tenían cuando parar. 

Ya en el segundo tiempo, el técnico de Paolo decidió que era hora de sacarlo del partido. El cuarto árbitro levanta el cartel con el número de Guerrero, indicando el cambio. Sin embargo, el joven delantero se rehusó a salir de la cancha. Durante algunos minutos, se hizo el desentendido, provocando la molestia de su propio entrenador. Finalmente, a regañadientes, Guerrero accedió a salir del campo, pero no dejó de reprochar al técnico por su decisión. Enfadado, se sacó la camiseta y la lanzó junto al arco, mientras se dirigía al camarín. García, que había presenciado el berrinche de Guerrero, decidió acercársele para llamarle la atención. La presencia del entrenador hizo que Paolo reaccionara. Avergonzado, recogió su camiseta y se la volvió a poner. García entonces le recordó que un jugador de sus condiciones no podía mostrar un comportamiento así, y que por lo tanto debía regresar al banco para pedir disculpas a su entrenador. Guerrero accedió inmediatamente y se acercó a su entrenador para pedirle disculpas.

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